Mi Viaje con la Depresión

Recuerdo los días en que la depresión se apoderó de mi vida como si fuera ayer. Era una sensación de vacío constante, un peso que me aplastaba el pecho y me impedía respirar con normalidad. Al principio, no entendía lo que me estaba sucediendo. Creía que era simplemente una mala racha, que con el tiempo pasaría. Pero no fue así. La tristeza profunda, la falta de interés por las cosas que antes disfrutaba, y la constante sensación de desesperanza se convirtieron en mis compañeras diarias.
La depresión es una enfermedad silenciosa y traicionera. Te roba la energía, la motivación y la alegría de vivir. Muchas veces me sentí incomprendida y sola, incluso cuando estaba rodeada de personas que me querían. Es difícil explicar cómo te sientes cuando todo a tu alrededor parece perder color y significado.
Hubo días en los que levantarme de la cama era una batalla, y noches en las que el insomnio y los pensamientos oscuros no me dejaban descansar. Me di cuenta de que necesitaba ayuda cuando un día, al mirarme al espejo, no reconocí a la persona que me devolvía la mirada. Decidí buscar apoyo, primero en mi círculo cercano, y luego en profesionales de la salud mental.
El camino hacia la recuperación no fue fácil ni rápido. Requirió mucho esfuerzo, paciencia y, sobre todo, la disposición de aceptar que necesitaba ayuda. Asistí a terapia, aprendí a expresar mis emociones y a no sentirme avergonzada por ellas. Poco a poco, empecé a reconstruir mi vida. Redescubrí actividades que me hacían feliz, volví a conectarme con mis seres queridos y, lo más importante, empecé a cuidar de mí misma.
En el proceso, descubrí la importancia de rodearme de personas comprensivas y empáticas. Amigos y familiares que me escuchaban sin juzgarme, que me ofrecían su apoyo incondicional y me animaban a seguir adelante. También encontré consuelo en actividades que antes había dejado de lado, como la lectura, la música y la escritura. Estas pasiones se convirtieron en refugios donde podía expresar mis sentimientos y liberar mis pensamientos más oscuros.
Aprendí a establecer una rutina diaria que incluía ejercicio físico, una alimentación balanceada y momentos de meditación. Estas prácticas no solo mejoraron mi salud física, sino que también tuvieron un impacto positivo en mi bienestar emocional. Empezar el día con una caminata al aire libre, disfrutar de una comida nutritiva y dedicar unos minutos a la introspección me ayudaron a sentirme más equilibrada y en control de mi vida.
Uno de los aspectos más desafiantes fue aprender a manejar los pensamientos negativos y la autocrítica. La depresión me hacía creer que no era lo suficientemente buena, que no merecía ser feliz. Sin embargo, con el tiempo y el apoyo adecuado, comprendí que estos pensamientos eran parte de la situación y no reflejaban la realidad. Desarrollé técnicas para desafiar estas creencias y reemplazarlas por afirmaciones más positivas y realistas.
La escritura se convirtió en una herramienta poderosa en mi proceso de recuperación. A través de palabras, podía explorar mis emociones, darles forma y comprenderlas mejor. Escribir sobre mis experiencias me permitió ver mi progreso, reconocer mis logros y recordar que, aunque el camino era difícil, estaba avanzando.
Hoy puedo decir que he salido del túnel oscuro de la depresión. Aunque sé que es una batalla constante y que debo seguir cuidando de mi salud mental, me siento más fuerte y preparada para enfrentar los desafíos que la vida me presente. He aprendido a ser más compasiva conmigo misma y a valorar los pequeños momentos de felicidad.
Como parte de mi proceso de sanación y crecimiento, he decidido compartir mi historia a través de la poesía. Es una forma de expresar lo que he vivido y de quizás ayudar a otros que estén pasando por lo mismo.
El próximo 26 de julio, lanzaré mi primer poema titulado "Depresión", es el primer poema de mi álbum “MEMORIAS” que sale el 22 de agosto.
Espero que estas palabras puedan ofrecer un poco de consuelo y esperanza a quienes las lean.
Gracias por tomarse el tiempo de leer mi historia.
Los quiero.
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