Antídoto contra la xenofobia "empatía"

Antídoto contra la xenofobia

Hace un tiempo, caminando por la calle, vi a un hombre sentado en la acera con una mirada perdida. Tenía una mochila desgastada a su lado y un cartel en el que pedía ayuda. No decía mucho, solo unas pocas palabras: “Busco trabajo. Gracias.” Me quedé mirándolo unos segundos y, en ese instante, escuché a alguien murmurar cerca de mí: “Seguro es otro extranjero que viene a quitarnos lo nuestro.” Esa frase me revolvió el estómago.

¿Por qué pensamos así? ¿Por qué seguimos viendo a las personas como si fueran enemigos solo por haber nacido en otro lugar? La xenofobia no es solo el rechazo violento o abierto hacia quienes vienen de afuera. Es también ese pequeño gesto de desconfianza, esa mirada de recelo, ese comentario cargado de prejuicio que, aunque parezca inofensivo, va creando barreras invisibles pero pesadas.

A veces olvidamos que nadie elige dónde nacer. Podríamos haber sido nosotros los que, por razones de guerra, hambre o falta de oportunidades, hubiéramos tenido que dejarlo todo y empezar de nuevo en un lugar donde no conocemos a nadie y donde, encima, nos ven con sospecha. ¿Cómo nos gustaría ser recibidos? ¿Con un comentario hiriente o con una mano amiga?

Lo cierto es que la mayoría de las personas que emigran no lo hacen por placer. Detrás de cada persona que llega hay una historia de lucha, de sacrificio, de valentía. No es fácil dejar atrás la tierra que se ama, la familia, los recuerdos. No es fácil enfrentarse a un mundo nuevo donde, muchas veces, hay que demostrar que se es digno de confianza una y otra vez, solo por el hecho de venir de otro país.

La xenofobia nos empobrece como sociedad. Nos ciega y nos impide ver la riqueza que trae la diversidad. En cada cultura hay algo valioso, algo que suma, algo que nos puede enseñar. Pero cuando dejamos que el miedo o los prejuicios hablen por nosotros, nos cerramos a la posibilidad de crecer, de aprender y de compartir.

Creo que el antídoto contra la xenofobia es la empatía. Es atreverse a mirar más allá de las etiquetas, a conocer las historias que hay detrás de las personas, a entender que no hay un “nosotros” y un “ellos”. Solo hay seres humanos con sueños, miedos y esperanzas. Al final del día, todos queremos lo mismo: vivir en paz, tener oportunidades, sentirnos parte de algo.

No digo que sea fácil desaprender los prejuicios con los que hemos crecido. Pero sí creo que es posible si empezamos a cuestionarnos, a observarnos y a cambiar esos pequeños gestos diarios. Un saludo, una sonrisa, una conversación sin juicios pueden hacer la diferencia.

La próxima vez que veas a alguien que viene de otro lugar, en lugar de pensar en lo que supuestamente viene a quitarte, piensa en lo que podrías darle. A veces, lo más valioso que podemos ofrecer no es dinero ni trabajo, sino humanidad.

Los quiere

Laura.


Leave a comment

This site is protected by hCaptcha and the hCaptcha Privacy Policy and Terms of Service apply.


You may also like View all

Antídoto contra la xenofobia "empatía"
Antídoto contra la xenofobia "empatía"
Gratitud por un nuevo comienzo
Gratitud por un nuevo comienzo
Las casualidades que no son casuales.
Las casualidades que no son casuales.