Me quisiera deshacer de la ansiedad.
Hace mucho tiempo que no tengo un ataque de ansiedad —lo cual es maravilloso—, pero es impresionante que, aunque llevo meses sin uno, igual me pregunto: ¿dónde carajo andas? Es como si a veces nos hiciera falta tenerlo; somos tan raros que no queremos ni siquiera quedarnos en calma con lo que estamos sintiendo en este momento, que es “tranquilidad”.
Cuando estaba en esos pensamientos, me preguntaba: ya que no estás aquí, ¿por qué no puedo borrarte de mi memoria y ya? ¿Por qué no puedo hacer, como en las películas, que puedes tomar una pastilla y esos recuerdos, o esa memoria que tiene el cuerpo, con la ansiedad, desaparece? Cuando digo “QUE ME ENCANTARÍA DESHACERME DE ELLA”, no es sólo que no venga más a mi vida, sino que mi cuerpo olvide lo que se siente tenerla, o tener un ataque de pánico, —que, la verdad, están casi agarrados de la mano—. Estar tanto tiempo sin ella me ha permitido hacer cosas diferentes, pero les debo confesar, he tenido que poner una jodida rutina para que ella no aparezca; es como si no le gustara lo impredecible, la incertidumbre. ¿PERO JODER, CÓMO VIVIMOS SIN LA INCERTIDUMBRE? Si todos vamos a morir en algún momento. Es que ella a veces es muy intensa y complicada, quiere una planificación perfecta, donde le diga qué haré en la semana; los alimentos deben ser sanos, debo hacer deporte, no trasnocharme. Mientras esté así de controlada, la ansiedad ni se asoma a saludar, pero basta que me provoque hacer algo diferente a lo que yo hacía, no sé, ir al CrossFit, tenía años sin ir, o salir de noche a lugares diferentes, o con personas que no frecuento, y ella ahí dice: —¡joder, saldré un rato, a recordarle a Laura que siempre estaré con ella, que no crea que me he ido de su vida!
Aunque sé que los que nunca han tenido ansiedad leerán esto como si uno estuviese medio loco, la realidad es que quienes hemos experimentado esto sabemos, lo que significa lidiar con esa incertidumbre de que ojalá no aparezca en momentos en que probablemente estás pasando bien. Me encantaría deshacerme de ella en el sentido de que, no sólo no tenga que experimentarla más, sino que sería maravilloso que nuestro cuerpo no guarde el recuerdo de lo que se siente tenerla. Estando tanto tiempo tranquila, pensé en que quizá no hay que ver mal el tener una rutina. Si ella vino de visita a tu vida y será como una invitada que a veces puede aparecer, si a esa invitada le ponemos una rutina para que esté tranquila y calmada, creo que está bien, que no debemos desesperarnos. Como dije arriba, ja, ja, ja, debemos abrirnos a que la evolución de nuestros cuerpos a través de la juventud y la vejez traerá cosas que no nos van a gustar, pero que, pienso yo, por difícil que sea, debemos abrazar.
También pienso que, si no es algo que puedes controlar, como quizá lo estoy haciendo en este momento, te invito a que busques algún tipo de ayuda, será importante. Y no es por sonar como una señora mayor, es por ser responsables de nosotros, que, aunque suene aburrido, debemos serlo y saber que, si no cuidamos de todo nuestro cuerpo, no creo que pueda venir alguien a cuidarlo por ti, por mucho que te ame.
Así que, ¿pasos para deshacerte de ella? No tengo ni puta idea. Si ustedes tienen algunos, por favor, escríbanme en los comentarios, me encantaría saber. Lo que quería era sacar esta intriga que tenía, que decía: —¡ojalá mi cuerpo la olvide! Pero ¿cómo? Si olvidar es una de las cosas más difíciles del mundo; mientras más nos enfocamos en olvidar, más se vuelve todo un caos. Así que nada, es miércoles, 6:00 AM. La luz del sol entra por la ventana del estudio tan hermosa que quise sentarme a drenar esto con ustedes. (Me tomé una foto mientras escribía, creo que es algo que me gusta, para que ustedes también puedan imaginarse el momento en que se hacen estos escritos y así estar más cerca, o bueno, quizá son tonterías mías)
Ya me quedé sin palabras. Me iré a desayunar. Cualquier duda, incomodidad, o lo que sea, escríbanme. Para eso es este espacio.
¿Catarsis? ¡Qué jode! Ya me siento mejor.
Bye.
Estimada Laura, un placer y honor gracias a Dios poderme contactar por este medio, te descubri desde el año pasado, lei la reseña de tu libro sobre la Fe, soy de El Salvador y aun no los tienen acá, luego pedi uno de EEUU la de narcoticas y me encanto. Te admiro y se que algun día lograre escribir mi vida. Sufro de ansiedad desde mi adolescencia y aun vivo con ella, aparece y desaparece y este Blog llego a lo más profundo de mi, yo amo leer, escribirme a mi, a Dios, a la vida, a mi economia, a mis errores, a mis sentimientos, a mis frutraciones y me ayuda tanto. Eres una mujer maravillosa, tengo 36 años y se que nunca será tarde para empezar a escribir mi propia historia de vida, mis miedos, mis silencios, lo que acongoja mi vida. Soy soltera, vivo con mi madre, tengo dos hermanos un varon con un problema de retraso mental, una hermana linda dos años menor que yo, y soy yo la que sostiene la casa, por momentos me pesa todo, por momentos no tengo ni un $1 en mi bolsa, por momentos tomo malas decisiones como todo ser humano, pero no dejo de agradecer a Dios por todo, por mi trabajo, por la salud, por la vida. Espero lograr tener mas libros tuyos y seguirte leyendo en tus blogs. Con mucho cariño, hable sin querer hablar solo expresarme y ser Brenda una mujer que ha pasado cosas difíciles, que aun están y las supera todos los días.
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