El amor propio no es egoísmo, es una necesidad.

El amor propio no es egoísmo, es una necesidad.

       Siempre me he considerado una romántica empedernida. No es que ande por ahí con una corona de flores en la cabeza, pero sí creo firmemente que el amor es la fuerza más poderosa del universo. Claro, habrá quienes piensen que esto es una tontería, pero yo, desde lo más profundo de mi ser, sé que vivir con amor es la clave para un futuro más brillante y feliz.

       Desde que tengo memoria, mi madre me enseñó que el amor está en los pequeños detalles. No solo el amor romántico, sino el amor en todas sus formas: el amor propio, el amor a los amigos, a la familia, a la vida misma. Y, ¡joder!, qué razón tenía. Porque cuando vives con amor, el mundo a tu alrededor cambia. Los días grises se vuelven menos oscuros, las dificultades parecen más llevaderas y hasta los sueños más imposibles comienzan a parecer alcanzables.

       No voy a mentir, no siempre he vivido con el corazón lleno de amor. Ha habido momentos en los que el rencor, la tristeza y la desesperanza me han invadido. Pero, en esos momentos de oscuridad, siempre he encontrado una luz en el amor. He aprendido que el amor no es solo una emoción, es una elección. Es decidir ver lo bueno en las personas, es perdonar cuando es más fácil guardar rencor, es ser amable cuando el mundo te trata con crueldad.

       Hace ya, muchos años, pasé por una ruptura que me dejó hecha pedazos. Pensé que nunca volvería a levantarme, que el dolor era demasiado intenso. Pero, poco a poco, me di cuenta de que tenía dos opciones: dejar que ese dolor me consumiera o utilizarlo como combustible para encontrar algo mejor. Elegí lo segundo. Decidí amarme a mí misma como nunca lo había hecho. Empecé a hacer cosas que me hacían feliz, rodearme de personas que me aportaban positividad y, sobre todo, a perdonarme por los errores del pasado.

       Fue entonces cuando entendí que vivir con amor no es solo importante, es esencial. Porque el amor te da la fuerza para seguir adelante cuando todo parece perdido. Te da la capacidad de ver la belleza en lo más simple y de encontrar alegría en las cosas más pequeñas. Es un escudo contra la negatividad y un faro que te guía en la oscuridad.

       A menudo, la gente confunde el amor con la debilidad, piensan que te hace vulnerable, que te deja expuesto a ser herido. Pero, la verdad es que es la mayor muestra de fortaleza. Este acto requiere valentía. Requiere la capacidad de abrirte completamente, de ser auténtico y de dar sin esperar nada a cambio. Y esa, mis queridos lectores, es la verdadera esencia del amor.

         He aprendido, también está en decir no cuando es necesario, en poner límites y en saber que mereces lo mejor. Porque el amor propio es el cimiento sobre el cual construimos todas nuestras relaciones. Si no te amas a ti misma, ¿cómo puedes esperar amar a los demás de manera genuina? El amor propio no es egoísmo, es una necesidad. Es reconocer tu valor y no conformarte con menos de lo que mereces.

Sé que hay días en los que todo parece ir mal, en los que las personas te decepcionan y las cosas no salen como esperabas. Pero, incluso en esos días, el amor es lo que te sostiene. Es lo que te recuerda que siempre hay un mañana, que las cosas pueden mejorar y que tú tienes el poder de cambiar tu realidad.

         Vivir con amor es, en resumen, vivir de verdad. Es sentir cada emoción con intensidad, es reír a carcajadas, es llorar cuando necesitas desahogarte, es abrazar con fuerza y besar con pasión. Es darlo todo, sabiendo que no siempre recibirás lo mismo a cambio, pero que lo que das vuelve a ti de maneras inesperadas.

        Así que, si me permites un consejo, elige siempre el amor. Ama con todo tu ser, sin miedo, sin reservas. Ama a los demás, ama la vida y, sobre todo, ámate a ti misma. Porque cuando vives con amor, el mundo se convierte en un lugar mejor y tú te conviertes en la mejor versión de ti misma. Y eso, querida, es lo que realmente importa.

        Puede que el amor no resuelva todos los problemas del mundo, pero estoy convencida de que es el primer paso hacia un mañana más brillante. Y al final del día, ¿qué más podemos pedir? Vivamos con amor, porque es la única manera de vivir plenamente, con el corazón abierto y la mente despejada.

         Así que aquí estoy, escribiendo estas palabras con la esperanza de que lleguen a alguien que las necesite. Porque si hay algo que he aprendido en esta vida, es que nunca es tarde para empezar a amar. Y siempre, siempre, hay un mejor mañana esperando a la vuelta de la esquina.

 

Los quiere,

 

Laura


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