Dudas

Siempre he sentido que las dudas son como pequeñas sombras que se deslizan entre las rendijas de mi mente. A veces, son apenas perceptibles, como un murmullo distante. Otras veces, se convierten en voces ensordecedoras que cuestionan cada paso que doy. Vivir con dudas puede ser agotador, pero también es una parte intrínseca de ser humana. Este es mi viaje personal con las dudas, y cómo he aprendido a convivir con ellas.
Desde pequeña, siempre fui una niña curiosa, siempre con preguntas en la punta de la lengua. Recuerdo que mi padre solía decirme que mi curiosidad era una virtud, pero a medida que crecía, esa curiosidad empezó a transformarse en inseguridad. ¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Seré lo suficientemente buena? ¿Estoy tomando las decisiones adecuadas? Esas preguntas comenzaron a formar un coro persistente que, a veces, me paralizaba.
A lo largo de los años, he aprendido algunas lecciones valiosas sobre las dudas. La primera es que no se pueden eliminar por completo, y eso está bien. Las dudas, en su esencia, son una señal de que nos importa lo que estamos haciendo. Nos empujan a cuestionarnos, a mejorar, a crecer. La clave está en no dejar que nos dominen, en aprender a escucharlas sin dejar que nos paralicen.
Otra lección importante es la de la autocompasión. Durante mucho tiempo, fui mi crítica más severa. Cada error, cada desliz, se convertía en una montaña en mi mente. Pero aprendí que ser amable conmigo misma, tratarme con la misma compasión que trataría a una amiga, era crucial para lidiar con las dudas. Aceptar que no soy perfecta, que cometer errores es parte del proceso, fue liberador. Rodearme de personas que creen en mí, que me apoyan y que están dispuestas a escuchar mis inseguridades, ha sido fundamental. Mis amigos, mi familia, y la comunidad que he construido a través de mi blog, son un recordatorio constante de que no estoy sola en este viaje. Sus palabras de aliento, sus historias de lucha y superación, me inspiran y me dan fuerzas para seguir adelante.
Finalmente, he aprendido a celebrar mis logros, por pequeños que sean. Cada vez que publico un nuevo artículo, cada vez que alguien me escribe para decirme que mis palabras les han ayudado, celebro. Estas pequeñas victorias son un recordatorio de que, a pesar de las dudas, estoy avanzando.
Vivir con dudas es un viaje constante, un baile entre la certeza y la incertidumbre. Pero he llegado a aceptar que las dudas son parte de mi historia, y que, al final del día, son las que me mantienen en movimiento. Porque cada duda enfrentada, cada obstáculo superado, es una prueba de mi resiliencia, de mi capacidad para seguir adelante.
Así que, si tú también sientes esas dudas, si te encuentras cuestionándote a ti misma una y otra vez, te digo esto: no estás sola. Las dudas son parte de ser humana, y aunque pueden ser desafiantes, también son una oportunidad para crecer y aprender. Confía en ti misma, sé amable contigo misma, y sigue adelante. Porque, a pesar de las sombras, hay un camino por delante lleno de posibilidades.
Feliz domingo,
Laura
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